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sino en la belleza que aún permanece«
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Hoy los invito a visitar juntos la Anne Frank Huis, la Casa de Ana Frank, una visita imperdible, uno de los lugares más conmovedores que he conocido. Se dice que esa casa es «un museo con una historia» Vaya si lo es. La casa de la joven judía Ana Frank, aquella que soñaba convertirse un día en escritora, es en realidad un sitio de peregrinación en el distrito De Jordaan. Una larga fila esperando entrar forma parte del paisaje cotidiano delante de la casa frente al canal, la que ella habitaba los último años de su vida en Amsterdam.
La noticia es que usted no sabe lo grande que puede ser.
Cuando se puede amar,
cuánto se puede lograr!«
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«Durante el día no podíamos abrir las cortinas ni siquiera un centímetro»
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Ana Frank, entonces una niña, comenzó a escribir sus impresiones y sus sentimientos en un diario que su padre le había regalado. Ana encontró de esa manera una suerte de voz, una especie de terapia para escapar a su encierro entre esas cuatro paredes, huyendo de la opresión de ese ambiente para una criatura como ella. Así su vida cotidiana se desarrollaba con una luz de esperanza.
Imaginemos los sentimientos de una dulce niña encerrada de este modo casi en las puertas de su adolescencia, su desesperación a la edad en la que todos pensamos que el futuro es una hoja sin escribir, un lugar donde todo puede ser posible.
«Durante la jornada, nos obligamos constantemente a caminar en puntas de pie y a hablar en voz baja para que nadie nos escuchara desde el depósito»
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«Andar en bicicleta, bailar, silbar, descubrir el mundo, sentirme joven, saber que soy libre, es eso a lo que aspiro!»
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Después se pueden visitar las habitaciones, el desván. Están completamente vacíos pero permanecen tal cual eran. El ambiente es opresivo, impresionante. Subí lentamente la escalera, con plena conciencia de que allí vivieron tanto tiempo encerradas esas personas. Reconozco que es una experiencia difícil pero necesaria. Vale la pena, absolutamente. La habitación de Ana muestra todavía algunas fotos pegadas en la pared.
«Gracias a Papá, que llevó toda mi colección de postales y de fotos de estrellas de cine, es que pude recubrir el muro con un pincel y cola y hacer de la habitación una gigantesca imagen»
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P.S. Las fotos en el interior estaban prohibidas.
Les sugiero organizar la vuestra en el Sitio oficial de la Casa de Ana Frank
Atención, si compran los billetes en el sitio por adelantado, no deben hacer la fila de espera.
Anne Frank Huis
La Casa de Ana Frank
Prinsengracht 263
Amsterdam
Países Bajos
Pingback: El atractivo de De Jordaan, uno de los distritos más bonitos de Amsterdam | Elisa Nievas - Travel Blogger