Pasé otro fin de semana distinto en el Central Park. Es que me encontraba nada menos que en Nueva York. Esa primavera neoyorkina, era bastante rara. Hacía mucho frío. A veces, nevaba. Pero cuando el sol brillaba, todos corrían hacia el mismo lugar: el Parque Central.
New York, la gran ciudad que tiene la fama de no dormir jamás, posee esta isla gigante, fresca y verde en medio de la «Gran Manzana» de Manhattan, el Central Park. Creación del paisajista Frederick Law Olmsted, este enorme jardín encantador es el espacio verde más grande de la ciudad, que de por sí está habitada por jardines.
Rodeado de residencias particularmente elegantes en el Upper West y Upper East Side y de rascacielos, el mítico Parque Central es como un oasis casi cuadrado ubicado entre la 110th St. al norte, la 8th avenue al oeste, la 59th St. al sur y la estupenda 5th Avenue al este.Así, cuadrado como es, también se lo ve desde lo alto del Top of the Rock.
Paisaje natural en el centro de la ciudad, el parque tiene rincones mágicos de norte a sur. Miradores, bancos, senderos y puentes se suceden a lo largo del camino.
Están los jardines interiores y los bosques habitados por pequeños animales y pájaros salvajes y lagos rodeados de colinas rocosa. Se experimenta esa alegría de vivir New York, aún si estamos pasando sólo algunos días. El Parque Central es un lugar maravilloso.
El Central Park está lleno de espacios para disfrutar del esparcimiento y las expresiones del arte al aire libre. Mientras paseamos observamos gente que camina o se estira sobre el césped. También están los artistas que instalan sus ateliers y los músicos que nos regalan jazz por todos lados y no olvido mencionar a los magos de las burbujas gigantes que hacen el placer de los niños. En Argentina hace bastante que han aparecido también los fabricantes de burbujas. Se entienda como se entienda.
En el Parque Central de Manhattan una trotamundos puede flâner, su cámara en mano, y disfrutar del enorme encanto de cada vista. Me gusta tomar fotos de los neoyorkinos que hacen jogging, pasean en bicicleta o practican deportes al aire libre.
Hasta existen campos de baseball en el parque. Y estamos también nosotros, los visitantes. Algunos se animan a la promenade en carroza, un clásico por supuesto. Yo misma la hice hace mucho, mucho tiempo. Hay horas establecidas en las que la circulación de vehículos por el interior del parque está prohibida, y es cuando las calles interiores están llenas de corredores.
Sí, paso un fin de semana muy distinto a otros: es que estoy paseando por el Central Park, en New York.
