Todo el mundo parece buscar un pequeño espacio sobre el césped, bajo los tibios rayos del sol.
Algo lindo de ver, no?
Dentro de la Biosfera, esta estructura gigante de acero, se aloja un museo extraordinario. Dentro de un ambiente entre lúdico y educativo, el lugar presenta exposiciones que ayudan a comprender mejor los desafíos que nos propone nuestro ecosistema. Se buscan y encuentran, así, opciones. Y por que no, soluciones, que nos lleven a transformarnos en «éco-ciudadanos» en nuestra vida cotidiana.
Basta con levantar la vista para admirar el despliegue de tecnología verde utilizada en esa estructura única.
El día de mi visita había una interesante exposición de fotografía sobre los pasillos de la entrada. Las imágenes reflejaban de una manera o de otra las consecuencias de los cambios climáticos en el planeta. Impactante.
Luego, dejé atrás la maravillosa estructura para sumergirme en el Parque Jean-Drapeau recorriendo sus dos islas.
El día no podía ser más propicio para caminar, disfrutar del paisaje e instalarse a hacer un picnic. Había muchos puntos panorámicos, los que devuelven la silueta de la skyline de la ciudad que se ubica justo enfrente. Ese es uno de los principales atractivos del parque, el hecho de estar situado en el centro de Montréal.
Otra de las atracciones indiscutidas era avistar el pintoresco edificio del proyecto conocido como Habitat ’67 diseñado por el arquitecto Moshe Safdie. Es un ícono de la Expo ’67 y un motivo de orgullo para Canadá. Se dice que se conserva como una fuente de inspiración para la arquitectura que se ha dedicado a los ideales humanistas.
También descubrí algunas instalaciones artísticas al aire libre, esculturas espectaculares como la de Calder y espacios de juego muy concurridos.
Si visitan Montréal en verano, el Parque Jean-Drapeau es uno de los paseos imprescindibles.
Yo lo disfruté muchísimo. Las imágenes que acompañan el artículo les pueden dar una idea.