Si me preguntaran adonde volaría hoy – si pudiera – respondería “A California”. De pronto me veo paseando por los Venice Canals, tranquila, disfrutando cada paso, el sol el alto. Lejos del disgusto de la cuarentena, el distrito histórico que creó Abbot Kinney a principios del siglo XX tiene, para mí, un atractivo singular. Me trae recuerdos de una tarde gloriosa entre Venice Beach y esta “pequeña Venecia”.
Venice Canals no es precisamente Venice Beach
Ubicados a un par de cuadras o 5-10 minutos de marcha desde Venice Boulevard, estos canales atravesados por pequeños puentes son el final perfecto para una tarde de playa. El bullicio sobre Venice Beach boardwalk, la performance de los artistas callejeros y el vértigo alocado de los skaters queda atrás. La atmósfera hippie cambia repentinamente y desistes de la tentación insólita de tatuarte “porque sí”. No puedes ignorar esos muelles de colores y los botes que descansan frente a ellos.
Lejos, en muchos aspectos, de la ciudad italiana
Cuando Kinney desarrolló su primera “Venecia Americana” no debe haber imaginado los altibajos que sufriría su emprendimiento. Recrear la icónica ciudad italiana en estas tierras le costó más de un fracaso. La superficie del distrito era otra, los canales eran numerosos y sus aguas, que llegaban directamente del mar, conservaban su frescura. Todo cambió con la «Gran Depresión». No obstante ello, desde principios de los ´90 sucedió una suerte de renacimiento. No reinan allí palacios, sino un bello conjunto de casas bonitas y restauradas.
Canales casi escondidos
El barrio de estos antiguos canales es encantador. Aún así, no todos aquéllos que llegan a Los Ángeles lo conocen. Están ubicados junto a 25th Street en Venice Beach y pueden pasar casi inadvertidos. Los canales son cuatro y no exceden los 400 metros de longitud. Caminar por las veredas prolijas, curiosear los hermosos jardines de las casas, algunos pocos cercados, cruzar los puentes, es perfectamente posible. Venice Canals walkway es un paseo sumamente agradable.
Me asomé al paisaje del distrito
Aquella tarde no vi a mucha gente. Tal vez todos habían corrido a la playa. Me asomé y me llamó la atención descubrir el estilo diferente de esas casas modernas. También el hecho inusual de encontrarme con jardines abiertos a las miradas de los visitantes. Cada uno disponía de todo lo necesario para que sus habitantes se instalasen a disfrutar de la brisa marina. En muchos de ellos reinaban mis admiradas buganvilles que estallaban de flores.
Las copas de algunos árboles añosos se inclinaban sobre el agua. Habían sido objeto de decoraciones artesanales, pero ese no era el motivo. Las embarcaciones sencillas estaban amarradas a los decks. Parecían dejadas allí, listas para partir quien sabe adónde. Estuve a punto de preguntarme “dónde están las góndolas?”. El paisaje sereno no podía ser más bonito. Venice Canals no tiene mansiones lujosas como las de Hollywood o Beverly Hills. En este lugar se respira la elegancia que más aprecio en gente y objetos: la de lo aparentemente simple. Pero que no lo es, se entiende?
Dicen por ahí que, durante las fiestas de fin de cada año, Papá Noel encabeza el desfile de canoas. Lo hará este 2020 interminable? Si pudiera, me quedaría por ahí a comprobarlo. Como siempre les comento, mi lema es “soñar no cuesta nada”
Y menos aún en estos tiempos de incertidumbre y pandemia.
Cómo llegamos a los canales de esta Pequeña Venecia?