
36 horas en Nueva York! Qué buen plan viajero para la post-pandemia. En estos días en los cuales sólo es posible viajar con la imaginación, me divierte escribir sobre proyectos que armo para el momento en el que ocurra la «nueva normalidad». Ese tiempo en el que las cosas vuelvan a moverse, aunque extremando las precauciones. Comprendo que sólo un día y medio en New York no es suficiente. Pero podemos pensar que ese período es una escapada ideal para tocar algunos puntos emblemáticos. O una escala entre dos destinos, una visita relámpago para visitar nuestros lugares favoritos en la Gran Manzana.
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Además aquí encuentro un desafío. Si sólo tenemos 36 horas en Nueva York, es necesario hacer un esfuerzo, ser creativos, para disfrutar como se merece la corta estadía. Mi secreto? Tener un plan, un mínimo de organización, porque el resultado vale bien la pena. No me agradan los consejos del tipo «hacer-20-cosas-por-día». Prefiero tomarme mi tiempo, saborear el paisaje del rincón elegido, o detenerme para almorzar o cenar mientras me pongo en el lugar de los locales. No hay nada mejor que capturar el ambiente de la gran ciudad.
Entonces les cuento. En primer lugar les recomiendo una hermosa experiencia: tener la vista panorámica de la ciudad, mientras la ciudad se extiende a tus pies. Uno de los mejores miradores, mi favorito, el del Rockefeller Center, en el conjunto de rascacielos entre la Fifth Avenue y la Avenida de las Américas. La cita es en el piso más alto, el 67, que se conoce popularmente como «Top of the Rock». El paisaje es absolutamente extraordinario, tanto de día como de noche.
Otro infaltable es el Parque Central, absolutamente. De norte a sur, es el vistazo perfecto de la alegría de vivir en una ciudad como Manhattan. La isla gigante está habitada por rincones excepcionales, jardines interiores, dos museos únicos y espacios de entretenimiento para todos los gustos. Entre los rincones amo todo lo que pasa alrededor de la Bethesda Fountain en el centro, y entre los jardines, me encanta el Conservatory Garden, un exquisito jardín «à la française» en el norte.
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Para almorzar o cenar durante los paseos durante una breve estadía de 36 horas en Nueva York, no me privo de visitar Katz´ Deli en el Lower East Side para disfrutar del más famoso y exquisito sandwich de pastrami. La atmósfera del lugar es muy pintoresca. También en plan de almuerzo saludable me doy una vuelta al local Soho de Dean and Deluca. Sus opciones de ensaladas, quesos o un buen plato de sushi neoyorkino son un must-try. Otra buena idea en el midtown es comer en Eataly Flatiron. Acaban de inaugurar la terraza «La Birrería». Es un lugar alegre y muy top!
Hablando de los distritos, mi preferido es el SoHo. En mi opinión, una escapada a Manhattan debería incluir el paseo por «South-of-Houston». Es el barrio moderno y trendy, ubicado entre Little Italy, Chinatown, Greenwich Village y Nolita. Alberga esos edificios pintorescos y tan neoyorquinos, los cast iron buildings, calles especiales y boutiques muy famosas. Es un universo gourmand, cosmopolita y lujoso al mismo tiempo. Me encanta.



Esta corta visita de Nueva York debe incluir sí o sí The High Line. Amo el concepto de ese jardín, otrora una vía férrea abandonada, que se transformó en una manera pintoresca de intervenir ciertos espacios sobre elevados del Meatpacking District. A lo largo del recorrido descubres la vegetación de cada estación del año, huertas y mucho arte al aire libre. La novedad es el extremo del circuito que desemboca en el increíble proyecto inmobiliario conocido como Hudson Yards. Allí reinan un centro comercial muy exclusivo, The Vessel, una estructura de escaleras que no llevan a ninguna parte y, sin embargo, devuelve numerosos puntos panorámicos sobre el Hudson River y los alrededores. Y además está The Shed, centro de arte y espectáculos con una arquitectura única. Todo para ver.



Para el final, dejo de lado el tiempo para hacer shopping. Prefiero pasar momentos descubriendo el arte callejero espectacular que inunda las calles para luego sumergirme en alguno de los museos. Son numerosos, pero siempre aconsejo visitar el MOMA, el famoso Museo del Arte Moderno de Manhattan, que acaba de ser remodelado. Las obras maravillosas se despliegan en 6 niveles de un edificio moderno. La última vez, una de las arañas de Louise Bourgeois nos recibía. Me detuve ante la obra de Jackson Pollock y luego en la sala de los impresionistas para encontrarme con los murales de Monet.

Nueva York es y será una ciudad sorprendente. Aún en el poco tiempo de 36 horas, puede transformarse en una experiencia maravillosa.