Hoy les propongo pasear por el mercado Ameya Yokocho, Ameyoko, así. simplemente, el que se conoce como el antiguo «callejón de las tiendas de dulces». Cuando les hablé de las fiestas de hanami en el Parque Ueno, les prometí visitar juntos uno de los mercados callejeros más pintorescos y agradables de Tokio y que se encuentra a pasos de este parque. Lo prometido es deuda.
Había dejado atrás el parque Ueno, y a esa multitud de tokiotas que se dedicaban a admirar la floración de los magníficos cerezos, para sumergirme en otra aglomeración, la de los japoneses apasionados por su gastronomía. Allí me puse a pensar que hacía sólo 2 días que estaba en Japón y ya me daba cuenta de que la cosa venía por ahí. La cocina y los jardines son la pasión de los japoneses.





El Mercado Ameya Yokocho o Ameyoko está instalado en una calle no muy larga, pero que tiene la particularidad de alojar muchísimos stands provistos de todo tipo de productos empleados en la famosa cocina japonesa. Paseando por allí me encontré con alimentos insólitos, tanto en lo que hace a comida fresca como desecada. Realmente me sorprendió la variedad de algas, hongos, mariscos, ostras, pescados y hasta medusas. Sí, leyeron bien. Resulta que son comestibles, y consideradas un manjar de la cocina oriental.
Además,
Ameya Yokocho tiene muchos puestos callejeros de
comida muy interesantes y pequeños
restaurantes con sus barras en la vereda. Ahí se puede degustar todo tipo de los platos más tradicionales: hay muchos de
sushi, del exquisito
yakitori, la forma en la que se prepara el pollo en
Japón. También están los de
ramen, la deliciosa sopa/guiso japonesa o los de
tako-yaki, las famosas albondiguitas de pulpo. La
cerveza japonesa complementa muy bien todos los platos. Todo es exquisito.
El mercado es muy colorido. Tiene una atmósfera espectacular, vibrante. Yo lo visité un mediodía, pero imagino que al atardecer el ambiente debe ser muy animado también.
Y sin embargo, el tiempo parece haberse detenido allí. Los vendedores invitan a los que paseamos a probar los productos o a sentarse en las pequeñas
terrazas. Se puede apreciar el aroma tan particular de las
especias y del
pescado fresco. La variedad es sorprendente. Compraría un poco de todo.
También hay
té en todas sus versiones – no obstante, el
matcha y
té verde son los reyes -, y los
dulces tradicionales de
Japón, esos de sabor suave, no tan azucarado, con esa consistencia algo gomosa. Muchos se preparan con
arroz y
porotos aduki. Vale la pena probarlos.
El mercado de la calle
Ameyoko –
アメ横 en
kanjis – está instalado en una calle que corre paralela a la famosa línea
Yamanote. Es una de esas visitas imprescindibles que puede acompañar muy bien la del gigantesco
parque Ueno.