Dado que es un jardín bello y centenario, ubicado al lado de la New York Public Library, es una de las atracciones más bonitas en el centro de la Gran Manzana. El Parque Bryant nos invita simplemente a sentarnos a la sombra de sus árboles a leer en su  biblioteca al aire libre. Una pequeña maravilla, un alto en el ir y venir agitado de la gran ciudad.

Este parque respira verdaderamente alegría de vivir en Manhattan. Acaba de festejar los 20 años de su renovación en 1992, de hecho la mayor transformación de un jardín público neoyorquino. El otrora abandonado e inseguro jardín, el Bryant Park se transformó en uno de los parques más bonitos y concurridos. Es un agradable espacio para el descanso y el entretenimiento en un lugar más que céntrico de Manhattan.

Cada vez que visito New York paso por allí. Todos encuentran un lugar en este parque. Niños, jóvenes y hasta gente mayor. Están quienes se acomodan en alguno de los bancos, completamente absortos por la lectura. Otros juegan largos partidos de petanca o de ping-pong. En otro sector, apasionados del ajedrez se concentran en el juego.Y los demás, almuerzan al sol… o a la sombra. O comparten un café. En fin, tiene un muy buen ambiente.

A veces paso y me siento en una mesa a almorzar o a tomar algo fresco. Observo alrededor. Saco mi cámara y tomo fotos hermosas de la gente enmarcada por el paisaje del jardín y de la biblioteca pública. Es una manera de aprehender esa atmósfera especial del parque, lo cotidiano, ese modo de sentirse cómodos, de apropiarse de ese espacio público que tienen los neoyorquinos y que me recuerda tanto a mi propio lugar, a Rosario. Haciendo todo esto, dejándome llevar, ir y venir con la imaginación, me entretengo tanto o más que los que me rodean.