


Aunque lo conozco desde hace mucho tiempo, recién el año pasado hice una larga visita al antiguo Cementerio de La Recoleta, el famoso cementerio ubicado en el corazón del elegante barrio, en Buenos Aires. Es precisamente después de haber conocido el de Père Lachaise en París que tuve muchos deseos de volver a recorrer sus avenidas arboladas y perderme por La Recoleta.
La Recoleta es un antiguo cementerio fabuloso. Está emplazado en un predio de alrededor de cinco hectáreas. Sus mausoleos y callejuelas pueden muy bien resumir la historia de mi país.
El cementerio recibe a más de quinientos mil visitantes por año. El gran interés del turismo y el valor de su arquitectura e historia hacen de este lugar uno de los cementerios más importantes del mundo, junto con el de Père Lachaise en París, y el de Staglieno en Génova.
Desde el mes de enero del 2011, la fachada y el edificio principal acaban de ser renovados. Los trabajos llevaron casi un año y fueron realizados por artesanos y arquitectos especializados en este tipo de restauraciones.
Se debe remarcar también que el hermoso edificio de la iglesia de Nuestra Señora de Pilar, está justo a su lado.
Se debe remarcar también que el hermoso edificio de la iglesia de Nuestra Señora de Pilar, está justo a su lado.
Se conocen visitas guiadas muy interesantes para turistas extranjeros, pero yo elegí simplemente comprar un plano del del cementerio y comenzar mi propio periplo.
Fue genial caminar tranquilamente entre las tumbas de tantos personajes célebres de mi país: presidentes, escritores, músicos, artistas y militares.
Después de una larga caminata empecé a notar que era tal vez la única argentina en este lugar respetable. Escuchaba hablar inglés, francés, italiano, y hasta alemán por aquí y por allá. Si escuchaba hablar español, era con la cadencia de los mejicanos o los españoles. Todo esto me resultaba extraño y divertido.
Fue también una sorpresa encontrar a tanta gente que preguntaba por la ubicación de la tumba de Eva Duarte, la famosa Eva Perón, «Evita», para tener una foto de recuerdo del viaje a Argentina.
Debo reconocer que es muy difícil encontrar el lugar. Está llena de flores. Si dejamos de lado su valor histórico y afectivo, esta tumba no tiene nada de extraordinario como monumento.
Disfruté de pasear por los senderos y descubrir los apellidos de familias ilustres de la Argentina, aún de nuestros días. Además, es fácil encontrar el nombre de calles de la ciudad, porque ellas tomaron el de personajes famosos de la Argentina de la época de la colonia.
Me detuve un buen rato delante del mausoleo del querido Raúl Alfonsín, el gran presidente, el primero que tuvimos después de recuperar la democracia en 1983. Yo lo quise y admiré mucho. Es todavía el sinónimo de democracia y de defensa de los derechos humanos en Argentina, un hombre honesto, grande e inolvidable, de esos que no abundan.
Encontré mausoleos antiguos pero extraordinarios, pertenecientes a familias casi desconocidas. En realidad, el cementerio de La Recoleta cuenta con casi cuatro mil tumbas, y no todas pertenecen a personajes conocidos.
Las tumbas y los mausoleos son magníficos, llenos de detalles. Descubrí estatuas y vitrales muy bellos. Pero también otros monumentos muy antiguos y prácticamente arruinados, abandonados al paso del tiempo.
Tengan en cuenta mi consejo: conocer Buenos Aires es prever el tiempo suficiente para incluir la visita al Cementerio de La Recoleta.
Bien vale la pena.