
Cuando viajamos, siempre deseamos encontrarnos con un pueblo mágico como Cochem. Lo descubrí la última vez que estuve en Alemania, a orillas del río Mosela. Es una pequeña ciudad encantadora, con delicados aires medievales. Conjuga la típica gastronomía germana con los famosos vinos del valle. Su arquitectura es exquisita. La disfrutas en sus casas de entramado, su castillo que vigila todo desde una apreciable altura y en el campanario que se levanta en el centro histórico.


El secreto de su belleza
Ubicada en el oeste de Alemania, cada uno de los paisajes de Cochem es de ensueño. El más bonito es, sin lugar a dudas, el que observé desde lo alto de la colina del castillo. El paseo en ascenso siguiendo alguna de las calles céntricas, bien vale el esfuerzo cuando llegas al mirador. A mis pies se extendía el valle del Mosela con sus terrazas escalonadas sembradas de viñedos. La ciudad brillaba sobre ambas márgenes, con sus casas pequeñas y coloridas. El puente atravesaba el agua, mientras algún barco de excursión se deslizaba justo por el centro. Un panorama verdaderamente hermoso.




Recorrido imprescindible
Los fines de semana, antes de entrar al casco histórico atravesando la antigua muralla, es imprescindible detenerse en el mercado de artesanos. Muchos de ellos trabajan en el lugar. Los productos son bonitos y una muy buena opción a la hora de comprar regalos para la vuelta a casa. Yo elegí un anillo hecho de tiras de cuero ecológico. Atravesando el muro llegas a la Marktplatz o plaza del mercado, siempre concurrida, el corazón de la pequeña Cochem. En el centro de la plaza se destaca la fuente. A un lado, el ayuntamiento y la iglesia de San Martín, cuya cúpula me llamaba particularmente la atención. No se parece en nada a las de las iglesias católicas de mi lugar.




Cochem y la gastronomía alemana
Cochem es conocida como puerto de cruceros del Rin Romántico, hacia Koblenz. Precisamente, tanto el curso del río caudaloso y de leyenda, que a veces sorprende con sus crecidas, como el imponente reichsburg, su castillo estilo gótico omnipresente, son el motivo principal para visitar la ciudad. No puedes dejarla sin probar alguna variedad de Würste, sus tradicionales salchichas. Y acompañarlas, obviamente, con una cerveza. Atención, las tortas frutales son una delicia. Hay muchos cafés y restaurants rodeando la marktplatz. Recomiendo finalizar el paseo visitando alguna bodega o el Historische Senfmühlen, el antiguo molino de mostaza. Los productos son una tentación.

Que nadie por aquí se prive de enamorarse de Cochem y de otras joyas del Rhin. Su magia resulta irresistible.

Cómo llegar: