Estaba por volver a Nueva York. Y puse Governors Island en el tope de mi lista de lugares a conocer, sí o sí esta vez. Anticipaba el placer de visitar la ciudad en verano repasando otros viajes. Revisaba fotografías y me deleitaba con los paisajes. También aparecían los «pendientes». New York es uno de mis destinos favoritos. Debo reconocerlo.
La isla resultó un agradable paseo panorámico para hacer sobre todo en los meses más calurosos. Se suele decir que ningún verano en Nueva York está «completo» sin una pequeña visita a Governors Island, un oasis de tranquilidad, sin automóviles a la vista, ubicada en la parte norte de la bahía de New York. Una vez tildado en la lista de cosas «a hacer» se puede recibir el título de de «neoyorquino sin fronteras»
Accesible a través de un ferry, la Isla de los Gobernadores está ubicada a sólo un kilómetro al sur de Manhattan. Ella debe su nombre al hecho de haber sido reservada, en una época, al uso exclusivo de esos funcionarios. Las fortificaciones históricas y el parque que lo rodea son extraordinarios. Los espacios de jardines y césped se distribuyen por aquí y por allá para el placer de los visitantes.
La isla se ha transformado en un lugar ideal para los pic-nics de los week-ends, sobre todo en primavera y verano. Recomiendo llevar una canasta con provisiones, ya que los bares son pocos y los que hay no tienen una oferta variada a la hora del almuerzo. Los puntos de vista panorámicos son impecables, el paisaje soñado para los fotógrafos amateurs. La skyline de la Gran Manzana es algo para ver. Después, si prefieren el arte al aire libre, van a disfrutar de piezas muy bonitas.