Uno de los placeres de la gastronomía argentina es la ceremonia del curanto en Colonia Suiza. La Patagonia tiene uno de sus lugares más bonitos en San Carlos de Bariloche. Además de su tradicional centro de ski en el Cerro Catedral, está rodeada de lugares interesantes para disfrutar durante las vacaciones. Uno de ellos es Colonia Suiza, una localidad muy próxima en la que se puede disfrutar de la antigua «ceremonia del curanto» Esta se organiza, por lo general, los días domingos en esa pequeña ciudad a sólo 18 kilómetros de Bariloche, y que se considera la «capital del curanto»
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El convite es casi como una
ceremonia. Al
curanto en
Colonia Suiza no lo prepara cualquiera. Es necesario seguir los pasos que indica la tradición. Recomiendo llegar temprano para disfrutar de los preparativos y para asegurarse un buen lugar a la hora del almuerzo. Al fin y al cabo, la ceremonia se completa con la degustación. Como corresponde. Es un plato de origen
araucano. Se prepara en la tierra. Sí, leyeron bien, se cocina en un gran pozo cavado en la tierra, que se tapa luego con grandes piedras y cantos rodados, de esos que suelen estar en las orillas de los lagos helados de la
Patagonia. Esas piedras se calientan hasta que se convierten en un brasero. Brillan encendidas al rojo vivo.
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Los cocineros preparan todo a la vista de los visitantes. Sobre las piedras encendidas van depositando ramas y hojas fuertemente aromáticas, hojas de nalca o maqui, para acomodar después los ingredientes que componen la preparación, a saber: carnes variadas de cordero, vaca, embutidos y pollo. Después se van agregando verduras y legumbres: calabaza, papas, patatas y hasta manzanas. Se siguen agregando hojas aromáticas y al final se proceda a cubrir todo con unos grandes lienzos que fueron previamente humedecidos para así conservar bien el calor de las piedras encendidas. El toque final llega cuando el conjunto se tapa con abundante tierra. Coincidirán conmigo: es una preparación muy original.
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La primera parte de la ceremonia del curanto termina ahí. Hay que esperar un buen rato, algo más de 2 horas, para que se termine la cocción. Bueno, es el momento ideal para dar un paseo por el pueblo, visitar los mercados de productos regionales y tomar unas buenas fotos. Los expertos indican que el curanto está a punto en el momento en el que se ve aparecer hilos de humo a través de los lienzos. Por eso conviene no demorarse en los mercados más de la cuenta y volver a disfrutar de la segunda parte de la ceremonia: el instante en el que se descubren los hornos cavados en la tierra. Sorprende comprobar que tanto las carnes como las verduras han sido cocinadas en simultáneo.
Toda la preparación aparece humeante, surge casi desde el fondo de la tierra.
La tercera parte de la preparación consiste en tomar el lugar en el restaurant. Llega el momento de disfrutar de un buen plato y acompañarlo de un buen vino de la región patagónica. El curanto pates exquisito.
La fiesta sigue entre payadas, flocklore y música.
El marco es perfecto.
La postal de las montañas no puede ser más hermosa.
Estupendo informe