El paisaje de la Capadocia en Turquía se reveló como antojadizo. Había dejado atrás Estambul y su magia, pero nunca imaginé que me encontraría viajando por una tierra pensada para las hadas. Me había propuesto hacer una excursión soñada: volar en globo aerostático sobre los valles de la Capadocia turca, descubrir ciudades subterráneas y conocer las chimeneas hechiceras. Todo ese combo increíble se encuentra en el valle del Göreme en la Anatolia Central. Hacia allí me dirigí.
La Kapadokya, o sea, la Capadocia es el resultado de movimientos geológicos casi milagrosos, por así decirlo. El trabajo fue hecho por la erupción de volcanes milenarios, la erosión de los elementos y la acumulación de cenizas. La consecuencia es un paisaje mágico. Una sucesión de montañas, valles y llanuras de formas caprichosas y colores maravillosos a veces divididos por estratos. La paleta de tonalidades increíbles vira del ocre al rosa, pasando por el naranja o el verde.
El panorama es realmente increíble. A todo eso se le agrega la existencia de insólitos hongos de piedra de gran tamaño como verdaderos monumentos monolíticos. El desgaste ha formado conos de roca rematados por sombreros formando las famosas chimeneas de las hadas. Un cuento fantástico no podría haber encontrado un marco natural más adecuado.
En mi opinión, y como ya habrán adivinado por mis fotos, la mejor manera de apreciar el Göreme fue desde el aire. La perspectiva no puede ser más sublime. El paseo por el núcleo de la Capadocia no es apto para los que sufren de vértigo, pero es extraordinario. El paisaje excepcional vale bien la pena, tanto como para dejar atrás cualquier temor a las alturas. El día de la aventura en Turquía nos pasaron a buscar las combies por el hotel, antes del amanecer. Esa es la mejor hora. No sólo por el cambio que se espera en la iluminación sino por la temperatura reinante.
Tomamos el desayuno esperando con ansiedad la confirmación de las condiciones meteorológicas para levantar vuelo. Hecho esto, nos encaminamos a concretar la hazaña. En el campo estaban posados los globos aerostáticos como gigantes dormidos. Cada grupo de 12 personas tenía asignado un globo. Recibimos las instrucciones de seguridad para después acceder a los enormes canastos. La emoción nos embargaba. Una gran cantidad de globos levantó vuelo casi en simultáneo para disfrutar del paisaje del amanecer y sobrevolar el valle.
El globo hizo el trayecto alternando la altura para así apreciar mejor el territorio. Cuando se elevaba lentamente la sensación era increíble. Después bajaba y se acercaba con precaución a las colinas. Pasar en vuelo rasante al lado de las montañas fue una experiencia difícil de olvidar. Los globos permanecían a prudente distancia unos de otros, pero la pericia de los que los conducían nos sumergía en una danza mágica. Pude tomar fotos casi todo el recorrido. Fue un viaje inolvidable.
A todo esta aventura debo agregar la exploración del valle del Göreme, que fuera declarado patrimonio de la humanidad en 1985. Esta tierra tiene el aspecto de un paisaje lunar y está habitada por formaciones de rocas y terrenos escarpados que alojan antiguos monasterios e iglesias rupestres. Algunos de los templos mantienen pintorescos frescos religiosos. El panorama es algo fuera de lo común.
Al noroeste de Ürgüp visitamos el valle de las Chimeneas de las Hadas, una sucesión de formaciones geológicas cónicas, coronadas por rocas que parecen sombreros. Se trata de un paisaje absolutamente excepcional.
Otra gema de esta región de la Capadocia es sin lugar a dudas Zelve. El lugar permaneció por siglos ocupado por comunidades primitivas que instalaron sus viviendas en cuevas. Es un ejemplo singular de pueblos troglodita. Me impactó su museo al aire libre.
Otra gema de esta región de la Capadocia es sin lugar a dudas Zelve. El lugar permaneció por siglos ocupado por comunidades primitivas que instalaron sus viviendas en cuevas. Es un ejemplo singular de pueblos troglodita. Me impactó su museo al aire libre.
Las formaciones de rocas cónicas son espectaculares. El valle donde se levantan es de una delicada mezcla de colores. Las casitas se ordenan unas sobre otras, los ventanucos asoman y es fácil imaginar a los habitantes de esas ciudades originales.
Mientras nos trasladábamos por la región divisamos la silueta de Uçhisar, las moradas tan peculiares que se elevan sobre una colina. También apreciábamos por aquí y por allá las torres inconfundibles de las mezquitas. La vista panorámica que ofrece esta ciudad de la Capadoccia es una de las más bellas y asombrosas de toda la región.
Nuestro destino siguiente fue Ozkonak, una de las múltiples ciudades subterráneas que existen en toda la Capadocia. Este tipo de ciudades son numerosas, de distintos tamaños y cantidad de niveles. No todas son accesibles al turismo. Estas construcciones son increíbles, parecen hormigueros a ser habitados por seres humanos. La ciudades subterráneas de la región fueron construidas entre los siglos VI y X para facilitar la defensa. La entrada está prácticamente oculta a simple vista. Los que nos animamos, bajamos bastante para explorar el interior, recorrer los pasadizos y experimentar la sensación de estar bajo la tierra. El sistema de ventilación es sorprendente. No hace ni calor ni frío. Es un lugar muy pintoresco. La Capadocia, las maravillas del valle de Goreme, se convirtieron en un destino inolvidable.