Francia está llena de sorpresas. En mi lista de hallazgos tengo que incluir a Gordes, uno de los lugares más bonitos del Luberon. El GPS me depositó justo en el centro de la pequeña ciudad. En ese punto, es menester encontrar el famoso cartel con la «P». Esta letra señala el espacio destinado al «Parking» que viene al auxilio de los viajeros que preferimos caminar para conocer las ciudades. Yo soy ese tipo de viajera. «Gracias querido automóvil, pero, a veces, prefiero dejarte estacionado un buen rato»
En efecto, caminar es la mejor manera de descubrir estos pueblos pintorescos de
Francia.
Gordes es uno de esos pueblos literalmente «colgados» en la montaña. Desde que llegas, te parece que está clavado en la colina que domina la
planicie de Cavaillon. El efecto panorámico es maravilloso. Es una ciudad pequeña, una especie de oasis, una excelente elección para continuar viaje en Francia después de otro destino europeo con más actividad como
Ibiza o
Cannes.
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Clasificada en la lista de las más bellas ciudades de Francia, Gordes es un lugar encantador. En primer término se descubre la pequeña plaza, el antiguo castillo y la iglesia. Estos últimos son monumentales. Recorrer sus callejuelas sinuosas sin un rumbo fijo es un placer. Subir, hasta un punto determinado para bajar después conociendo de a poco los detalles de la arquitectura, dando un vistazo a la forma de vida apacible. De un lado al otro se ubican casas singulares, construidas en las rocas, cuyo color pasa del blanco al beige, y a veces es marrón muy suave. Se respira la vida cotidiana que parece de leyenda. Me gratifico de haber estado en temporada baja, ya que en verano debe ser muy difícil recorrerla. Les aseguro: el ambiente es mágico.
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Fuente de inspiración de artistas de renombre tales como Marc Chagall, uno de mis pintores favoritos, Gordes tiene miradores panorámicos casi a la vuelta de cada esquina. La vista del valle que la circunda quita el aliento. En cuanto al patrimonio histórico, Gordes alberga un tesoro arquitectural. El paisaje de las casas altas hechas de piedras secas, a veces grises, otras blancas, que se disponen en líneas sobre las rocas, es una verdadera belleza.
Me encantaron sus calles de piedras, ondulantes, cansadoras a veces pero inigualables. Se las llama calades, un término que viene del provenzal que define a estas callejuelas singulares. Las calles estrechas suben, serpentean y llevan hacia la barranca. En ese extremo se disfruta del panorama del valle mientras se recobra el aliento para continuar el paseo después.
Gordes, una ciudad muy bella, un conjunto extraordinario de casas típicas, bien conservadas, de monumentos, de vistas panorámicas, de muros de piedras antiguas y de terrazas animadas bajo el sol de la primavera.
Finalmente, desde allí, salimos para conocer los famosos campos de lavanda de la
Abadía de Sénanque. Gordes, uno de los poblados considerados entre
lo más lindo de Francia, lleno de historia y de paisajes difíciles de describir, en el corazón del
Luberon.
Gordes
Departamento de Vaucluse
Región Provence-Alpes-Côte d’Azur
Francia
I would love to see this in person. So much character to the buildings and countryside!
Muy hermosas imágenes , mil gracias por compartirlas , abrazos
Me recuerda muchísimo a la Toscana italiana… Unos paisajes preciosos.
Un beso,
Trini
http://yoadoroviajar.blogspot.com
What a lovely Place. . Nice Clicks. . .