Hoy los acompaño, una vez más, por las pasarelas de cataratas del Iguazú, en Argentina, otra de las maravillas de mi país. Son como pequeños puentes hacia la Garganta del Diablo, la formidable cascada natural de casi 90 metros de altura, la del sonido abrumador. En alguna otra ocasión se los he comentado. Mientras nos acercamos, se adivina el inmenso caudal. Aparece una bruma persistente que se produce cuando el agua cae con enorme fuerza. Se distinguen esa nube, ese vapor, por entre la vegetación tropical de la selva misionera.
Se la conoce por ese nombre, y la denominación no es exagerada. Su presencia estremece. Además, es casi imposible distinguir el fondo.

La vista panorámica desde los puentes es sorprendente. Es importante tomar precauciones con los smartphones, cámaras filmadoras o fotográficas. Las ráfagas de agua caen con enorme fuerza.

Destaco que el parque nacional de Iguazú fue renovado después de la crecida extraordinaria de 1983, año en que las antiguas pasarelas fueron destruidas. Durante las excursiones se pueden observar los restos que se mantienen sólo en ese pequeño tramo. Pero cada Pasarelas de Cataratas del Iguazú es la excusa perfecta para admirar un paisaje que quita el aliento. Más aún cuando se presenta el arco iris.
Hah! Gorgeous falls… and with that bridge you can get up very close!
Muy bellas fotos.
Espero que estés bien.
Un saludo.
Oh, que bonito, me encantan las cascadas! Y el reflejo del arcoiris de la otra entrada es precioso!
Algún día debo conocer este maravilloso lugar. Saludos desde Colombia.