Petit Palais, un pequeño gran palacio

Petit Palais, París, Elisa N, blog de viajes

París es monumental. Por donde se la mire. Hoy voy a hablarles del Petit Palais, de un monumento emplazado frente a otro monumento. Está en uno mis lugares favoritos en la ciudad. Ubicado frente al Grand Palais, sobre la Avenida Winston Churchill, muy próximos al Sena, a la explanada de los Inválidos, el Puente Alexandre III y de la maravillosa Avenida de los Champs Elysées.

El conjunto de edificios y monumentos es realmente imponente. Museos, avenidas, el río y uno de los puentes que, creo, son los más representativos de París.

Jornadas de Patrimonio Europeo.

Recuerdo que visité el Petit Palais por primera vez en ocasión de unas Jornadas de Patrimonio en París, esas jornadas de puertas abiertas para los edificios emblemáticos y principales monumentos de la ciudad.

Es un palacio increíble, para nada pequeño. Sólo lo es, tal vez, en comparación con su vecino de enfrente. Dada su gran belleza, creo que el Petit Palais es un museo que merecería ser mucho más visitado.

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El edificio.

Siguiendo una tradición arquitectural clásica, el Petit Palais fue construido en el 1900 por el arquitecto Charles Girault rodeando un jardín interior. Era la época de la famosa exposición universal. Girault dio al elegante edificio la apariencia de un palacio oficial por lo que puso gran esmero en aquellos lugares destinados a exhibir una decoración. Eran en su mayoría lugares de paso y circulación tales como los vestíbulos, las galerías, el peristilo del jardín o la cúpula sobre las escalinatas.

Como aloja colecciones soberbias de antigüedades romanas, griegas y egipcias, el Petit Palais se ha transformado en sede de grandes exposiciones.

Las bóvedas, la herrería y los pisos de mosaicos son igualmente bellos.

Arquitectura y colecciones.

Transformado en museo allá por 1902, el Petit Palais posee un despliegue de obras distribuidas en numerosas galerías de la planta baja y del primer piso. Todas son exquisitas. Piezas del Renacimiento, de Roma y de su Imperio, de la Antigua Grecia, de los mundos cristianos oriental y occidental se presentan en los pabellones de los cuatro cuerpos del magnífico edificio. La entrada es imponente. La reja de la puerta fue diseñada por Girault también. Elegante, es como una obra de arte en hierro.

La rotonda del vestíbulo está iluminada por vitrales.

Leí en el sitio web del museo que las obras fueron donadas por coleccionistas apasionados y eclécticos. Se pueden encontrar en una misma sala objetos, cuadros y esculturas que provienen de las principales corrientes artísticas desde la remota Grecia hasta de la época de la Primer Guerra Mundial.

Todas las piezas están presentadas respetando una gran armonía.

Los jardines.

No olvido comentarles el jardín. Es tan maravilloso como los pabellones y las salas. Me encantó. Hay un pórtico con bóvedas y un fresco pintado de parras y de medallones sobre los cuales se representan los Meses y las Horas del día y de la noche.

Las tres grandes divisiones de la cúpula están representados por figuras femeninas de las Estaciones.

Las rampas de la escalera, las guirnaldas y las tiras de hierro forjado que decoran la columnata son algo que hay que ver, absolutamente. También las tres piscinas decoradas en mosaicos.

A estas alturas imaginan bien que este «Pequeño Palacio» me fascinó, verdad?
Pero agrego algo más: la coupole Dutuit, ubicada sobre la escalera de la entrada a la galería del mismo nombre. Me paré a admirar la pintura que celebra la historia del arte francés con los diferentes retratos de artistas y sus obras más célebres.