Hoy tengo muchas ganas de caminar. Voy a hacer un paseo que llegue justo a la Plaça de Sant Jaume. Necesito dejar atrás estos largos meses de encierro y marchar sin fijarme en el reloj. Tengo tiempo suficiente, el que he ido acumulando durante esta cuarentena interminable. Quiero recorrer el Barrio Gótico, uno de los distritos más lindos de Barcelona. Lo voy a hacer, aunque más no sea con la imaginación.

Describirla es admirarla
Me encantan sus rincones misteriosos, sus monumentos y esas plazas tan catalanas bañadas por el sol. Entre todas ellas, hoy elijo ir hasta la bella Plaça Sant Jaume. Emblemática, situada en el corazón del barrio, esta plaza mantiene esa atmósfera única de la época en la que alojaba a la iglesia de San Jaime. Su espacio señalaba el centro histórico de Barcelona. Y yendo mucho más atrás en el tiempo, en su costado norte estaba instalado nada menos que el Foro Romano. No se puede imaginar un lugar más representativo de dos milenios de historia de la ciudad. Eso se respira en el lugar.
La atmósfera tan animada de la plaza
Por eso hoy llego a Plaça de Sant Jaume tal y como he llegado tantas veces, en otro tiempo, en otra realidad. Sueño con llegar por la tarde a participar de alguno de los festivales. O para ser testigo de una manifestación ciudadana en una Barcelona efervescente por las demandas y los cambios. Me mantendría en un discreto lugar observando a la gente, escuchando sus reclamos. Buscando tal vez similitudes con los que yo misma hoy plantearía en mi lugar.
La plaza y la postal perfecta del Barrio Gótico
En esta visita imaginaria me voy a detener delante de dos edificios particularmente importantes en los límites de la Plaza de San Jaime. Uno de ellos es el Palau de la Generalitat y el otro la Casa de la Ciutat, el ayuntamiento de Barcelona. Ambos son excepcionales. Y no me voy a privar de visitar uno de mis rincones preferidos y tomar otra fotografía. Esa postal es la del puente de la calle del Bisbe que une la Generalitat con la Casa dels Canonges. Es casi como el símbolo del Barri Gòtic, pero no es tan antiguo como él.
La agrego, junto con Barcelona, a mis proyectos post-pandemia
Tal vez tenga hoy la suerte de visitar la
plaça en ocasión de alguna
fiesta popular. Llegaré sin consultar el calendario. En aquellos momentos en los que la vida era «normal» el lugar te podía sorprender con un concierto, tal vez una exposición. O la celebración de una victoria deportiva. Al fin y al cabo me dispuse a pasear por
Barcelona, una ciudad tan fanática del fútbol como
Rosario, la mía.

No dejaré el lugar tan rápido. Voy a elegir el escalón de algún portal y me instalaré a disfrutar de ver pasar a la gente. En este paseo virtual me voy a sacar el tapaboca. Pienso «pintarle» el rostro a aquéllos que pasen: nadie tendrá oculta su sonrisa detrás de una máscara. Después voy a tomar el camino del Carrer del Bisbe rumbo a la Plaza de la Seu donde está la Catedral de Barcelona.
Y voy a terminar mi tarde-noche disfrutando de unas tapas y de una caña. O dos.
Cómo llegar?