Y aunque lo es, yo lo encuentro también sencillo y atractivo gracias a su pequeño mercado de pescadores. Puerto deportivo de renombre internacional, está habitado por veleros elegantes que llegan desde los cuatro puntos cardinales. Pero entre ellos es fácil descubrir el color y la fisonomía de los alegres barcos de los pescadores. Todos conviven en perfecta armonía. Este puerto de es distinto a otros en Argentina o en Uruguay. Es sabido que «Punta» es un destino de lujo y sorprende encontrarse con cruceros de todo tipo y tamaño tan al alcance de los visitantes.
Están amarrados en los muelles como si nada.

El puerto de Punta del Este tiene un pequeño mercado muy colorido y bien provisto de pesca del día y de mariscos. Está a pasos del muelle a donde llegan los barcos y que siempre recibe la visita de los lobos marinos. Los stands son simples y ofrecen una gran variedad de frutos de mar. Ahí surgen siempre ideas para organizar platos. Los kioscos de venta se identifican con nombres simpáticos. Mis favoritos son el que ostenta orgulloso el cartel de «Pata de Palo» y después «El Mejillón».
Los barcos de los pescadores llegan llenos y muy temprano. Una banda de gaviotas los esperan pacientemente.

Más tarde cada mañana llegan los clientes provistos de sus canastos, buscando opciones de pescados fresco para el almuerzo o la cena. Siempre hay productos buenos. Hasta yo misma, que no soy una gran cocinera, encuentro variedad y calidad para improvisar una comida.

Me encanta el ambiente del puerto.

Es uno de mis lugares preferidos de Punta del Este, en Uruguay.

Cómo llegar?