Las ciudades de la campiña inglesa, tienen muchos atractivos. Uno de los primeros son las termas romanas de Bath. Los bucólicos paisajes y las aguas con propiedades extraordinarias atraparon a los romanos, que de todo eso sabían bastante. Estuve en la ciudad durante uno de los fines de semana de mi larga estadía de estudios en Oxford. La visita de las termas constituye uno de los paseos imprescindibles.
Nuestro cuerpo está compuesto en un 60% por agua. Cómo nos sorprendería el enorme placer de sumergirnos en agua caliente? Además, nos devuelve la incomparable sensación inconsciente que alguna vez tuvimos en el seno materno. Si a eso le sumamos la cantidad de propiedades curativas de estos antiguos manantiales, la visita de los restos arqueológicos de las termas romanas de Bath es obligatoria.
La historia instala aquí, en primer término, a los romanos. Fundaron los baños Aquae Sulis, los más grandes fuera de Roma, en lo que fue una ciudad para disfrutar de vacaciones de salud. Hoy en día, el vocablo SPA o «Salus Per Aquam» se refiere precisamente a ello. Pero las termas subsistieron a posteriores abandonos y sucesivas reconstrucciones para convertirse en un lugar de peregrinación para enfermos que quisieran recuperar la salud. Las aguas de Bath tienen una alta concentración de minerales muy beneficiosos.
Las termas romanas de Bath se encuentran en el centro histórico de esta ciudad encantadora. El ingreso es excepcional. Se aprecia desde una cierta altura la piscina al aire libre mientras te rodean las estatuas de gobernadores de la antigua Britannia. Detrás está la abadía, otro de los lugares emblemáticos y exquisitos de Bath. Hacia el final del recorrido, bajaríamos hasta allí para tomar la fotografía perfecta del lugar junto a algunos simpáticos jóvenes vestidos con trajes medievales.
Si dispones de tiempo suficiente, puedes dar un paseo por el museo. No es lo más interesante, pero es pintoresco. Amé la máscara de Minerva. Yo preferí dirigirme hacia los baños. Allí me transportaría en el tiempo para recrear lo cotidiano de los baños de Bath en épocas remotas. Hombres y mujeres disfrutando de las aguas, saunas y baños de vapor. Probablemente burgueses buscando el ocio o recuperar la salud sumergiéndose en aguas sulfurosas y calientes, invocando a veces a la ciencia y otras, a los dioses.
Algunos datos que me sorprendieron. El agua en sí es verdosa, como teñida por las algas. Cuando caminas rodeando el espejo central sientes cómo es el viejo empedrado de piedra caliza bajo tus pies, el mismo que caminaron hace siglos los que visitaban los baños. Y una curiosidad. En el último tramo del recorrido apareció la invitación a beber agua termal directamente de un grifo. Por qué no? Cómo no hacerlo en esta ciudad bendecida por esos manantiales.
Me llevé el recuerdo de esta joya, un spa similiar a los que vemos ahora, con el caldarium, un área de baño caliente, otro de temperatura templada, el tepidarium, y un espacio frío, el frigidarium.
Sorprendente verdad?
Las coordenadas: