Guardo los mejores recuerdos de mi viaje a Chile, cuando pasé algunos días frente al mar, en las hermosas playas de Viña del Mar. Entre las maravillas de Santiago y los paisajes de Valparaíso demoré en hablarles de esta hermosa ciudad balnearia, otra de las perlas de Chile.
Viña del Mar es una de las ciudades más importantes de Chile. Ubicada muy cerca de Valpo, tanto que comparten el colorido paisaje, posee un balneario muy popular, uno de los preferidos por el turismo internacional. Sede del famoso festival internacional de la música, Viña está llena de atracciones. El solo hecho de poder disfrutar de las puestas de sol sublimes o, cada noche, de las pequeñas luces como estrellas que se encienden sobre la colina de Valparaíso, bien vale la visita.
En cuanto a sol y playas, Reñaca, con varios kilómetros de extensión, es EL balneario, ese donde hay que echarse sobre la arena, sí o sí. Con un ambiente cordial, siempre animado, sus alrededores están habitados por hoteles, restaurants y boutiques elegantes.
Un detalle pintoresco. Viña del Mar posee también una instalación muy original y llena de colores. Se trata de su reloj de flores, un reloj venido nada menos que de Suiza, como todo buen reloj que se precie de serlo. Especie de símbolo de la ciudad, todo el mundo llega a sus pies para llevarse una foto como recuerdo de la visita de la ciudad. Tienes la foto con el reloj de flores, pues estuviste en Viña. Yo también lo hice, por supuesto. Llegué a las seis en punto de la tarde.
Otro de los lugares que merece ser visitado es el Castillo Wülff. Ubicado sobre un terreno escarpado frente al mar, encontramos a este monumento histórico. Si nos ubicamos en el mirador de su torre, la vista sobre el océano, el horizonte marino, y buena parte de los edificios que balconean el mar, es absolutamente magnífica.
Encontramos a la Playa Caleta Abarca ubicado justo en el centro de la ciudad, sobre la bahía. Yo estaba alojada en el Hotel Sheraton, muy próximo a la playa. El panorama sobre la arena, el mar y la famosa skyline sobre Valparaíso, hacen un espectáculo formidable. Es un paisaje verdaderamente hipnótico.
Aunque el agua es muy fría, mucho más que sobre nuestras costas argentinas, la playa está siempre llena de gente que se anima a bañarse como si tal cosa. Los habitantes de Viña deben estar acostumbrados a sus aguas frías. También hay muchos visitantes que practican los deportes acuáticos y los de entretenimiento puro. Es divertido escuchar sus gritos y risas.
Di un paseo muy divertido por la playa. En uno de los extremos están la colina del castillo y el famoso reloj de flores. Es que el centro de la ciudad está en realidad muy cerca, casi sobre esta playa.
Viña también posee su antiguo Casino, ubicado en un edificio muy elegante, visible desde la costa. A la noche, su silueta iluminada forma parte del paisaje característico de la costa. Suerte de icono de la ciudad, el casino aloja un hotel, un café restaurant y numerosas salas se espectáculos. El lugar merece también la visita.
Otra de las playas más bonitas de Viña, pero más tranquila y familiar es la de Costa Cochoa. Rodeada de cafés y restaurants, les aconsejo llegar a la hora de la caída del sol. Pueden así disfrutar de uno de los atardeceres más bellos de la ciudad. Me encantó.
Luego, emplazado en el interior de un parque muy agradable, el anfiteatro de la Quinta Vergara es la sede del famoso festival de la canción que se celebra cada año a fin de febrero. Es el evento musical más importante de América Latina. Además, el público de Viña del Mar está considerado como uno de los más exigentes. Es insólito pero le dicen «el monstruo». Las estrellas de la canción mundial que visitan la ciudad cada año lo han podido comprobar… y hasta temer.
Como la mayoría de las atracciones de Viña, el antiguo muelle se ubica sobre la ribera. Construido a fines del siglo XIX, destruido en parte por un incendio, el Muelle Vergara es en efecto un monumento de la ciudad. Cada atardecer, el muelle es el marco de una postal extraordinaria. Reitero que, la hora de la puesta del sol es la mejor hora para correr a alguno de estos lugares y disfrutar del panorama de la ciudad iluminada como el fuego.
Les cuento brevemente sobre el hotel donde estuve, ya que este no es un post patrocinado. Ubicado en lo alto de un acantilado sobre el mar y la playa, pero en el centro de la ciudad, muy próximo al célebre reloj, el hotel se asemejaba a un gran crucero. Hasta la hermosa piscina panorámica parecía el puente de un transatlántico. El hotel es bonito y muy confortable.
Para terminar, les acompaño algunas piezas del arte callejero de Viña del Mar. Especie de museo de arte moderno al aire libre, hay muchas obras hermosas sobre las paredes de casas por aquí y por allá, y también mosaicos coloridos bien a alcance de la mano.
Viña, así, simplemente, es una hermosa ciudad balnearia. Los invito a descubrirla.